El Bayern y el Chelsea disputarán en el Stadion Eden de Praga la final de la Supercopa de Europa. Además de enfrentar a los campeones de los dos títulos más importantes del viejo continente, esta final tiene el morbo añadido de volver a cruzar a Mourinho y a Guardiola. La final será arbitrada por el sueco Jonas Eriksson.
El Bayern llega a esta final con la vitola de favorito tras haber logrado el triplete la temporada pasada y haberse reforzado de manera notable en el centro del campo (Götze, Thiago), algo que, de sobra sabemos, es la zona de mayor importancia para el técnico de Santpedor.
Por otro lado, el Chelsea vuelve a contar con una de las piezas más importantes que consiguió lanzar a este equipo a la élite del fútbol, José Mourinho. El técnico portugués vuelve a la que considera su casa y a su liga preferida. A pesar de haberse reforzado de manera notable en la media punta, con gente como Schürrle o Willian, y la subida al primer equipo de jóvenes talentos, sigue quedándose un poco corto el centro del campo formado por Lampard y Ramires. El fichaje de Eto’o puede darle un plus en la delantera aunque es un fichaje muy reciente como para jugar un partido de esta envergadura.
El encuentro vendrá determinado por la intensidad de cada equipo, ya que los pequeños detalles marcan esta clase de partidos entre dos de las grandes plantillas de Europa, bien reforzados y con técnicos tremendamente competitivos.
Los dos equipos vienen de empatar en sus competiciones domésticas. Son dos grandes proyectos relanzados gracias a los cambios en los banquillos y que tienen mucho que decir en los próximos años en Europa.
Teniendo en cuenta toda esta serie de datos que hemos analizado, nos decantamos por un encuentro de máxima igualdad en el que pensamos que la balanza se inclina un poco más a favor del Bayern de Múnich. Como dijo Gary Lineker después de la eliminación de Inglaterra ante Alemania en Italia ’90: “El fútbol son 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes”.
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