Con estas palabras ha definido Zinedine Zidane la situación producida en los últimos días del mercado de fichajes en el capítulo de bajas. Y es que, como ya dijimos aquí hace dos días, lo que motivó el traspaso del mediapunta turco-alemán no fue la postura del club, sino más bien la del jugador. Con estas palabras, el, hoy, segundo de Ancelotti y, ayer, mejor jugador del mundo ha dejado muy claro cuales deben ser los roles y las actitudes de cada una de las partes implicadas cuando quien está de por medio es la institución Real Madrid (desde aquí no sólo estamos de acuerdo, si no que consideramos que así debería ser con el resto de grandes de Europa: FC Barcelona, Bayern München, Mancherter Utd, A.C. Milan,...). Y dichos posiciones no deben ser otras que la de un club interesado en tener a un jugador y un jugador que comprenda dónde está. Porque el club no debe sobrepasar la linea del interés, es decir, no debe caer en una obsesión que le lleve a aceptar cualquier tipo de exigencia por parte del futbolista o su entorno, y el jugador (o su entorno) deben saber que lo importante es el club,y no lo que ellos aporten.
Está claro que el ser humano defiende sus propios intereses, y desde aquí le deseamos lo mejor al gran Mesut Özil en su nueva etapa, pero lo que queremos denunciar desde aquí es el ambiente que se respira entre la afición madridista de rabia y tristeza por la marcha de un jugador que considera como un paso adelante el hecho de dejar de vestir de blanco para irse al Arsenal. Desde el mayor de los respetos hacia el club londinense, según el ránking de coeficientes de la UEFA, el Real Madrid ocupa el 3º lugar (tras FC Barcelona y Bayern München) y el Arsenal el 7º (un puesto por encima del FC Inernazionale Milano y por debajo del SL Benfica). Con estos datos en la mano, creemos que queda bastante claro que el bueno de Mesut se ha equivocado.
Por otra parte, tenemos a Ángel Di María. Las ofertas para club y jugador que llegaron en el mes de agosto (sobre todo desde la BPL) fueron absolutamente mareantes. Al dorsal '22' del equipo que dirige Carlo Ancelotti se le ofrecía, desde equipos que, históricamente, han luchado por todo en el viejo continente, una posición de privilegio en el club como la estrella entorno a la cual cimentar el proyecto deportivo. Más o menos lo mismo que ha aceptado Özil en el Arsenal. Pero en este caso, y desde el conociemiento de lo dura que iba a estar la titularidad para él en el club de Chamartín, decidió quedarse. Y es que el razonamiento lógico es que, si eres suplente de un equipo, será porque tienes margen de mejora en dicho plantel, mientras que si llegas como estrella a un proyecto, lo más probable es que, nada más llegar, te encuentres a un nivel superior al del techo futbolístico del equipo, ¿como vas a mejorar si ya eres el mejor?
Como conclusión queremos dejar varias ideas claras: Di María quiere ser mejor jugador de lo que es hoy. Özil considera que es el momento de ser la estrella y ha buscado donde conseguirlo (pero, insistimos, se equivoca, es un paso atrás). El Real Madrid echó a Di Stefano. Por tanto, su afición tiene la responsabilidad de defender los intereses del club por encima de jugadores concretos (aunque éste pueda llamarse Iker Casillas, debate que, a no mucho tardar, tendremos que abrir también por aquí).
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