Muchos mundiales y en casi todos el mismo resultado, poco cambiaba en cada uno. España se encontraba en el grupo de favoritos a la victoria final, pero siempre se caía antes de la gran cita, la final. El mejor puesto hasta la fecha (4º en el Mundial de Brasil 50), quedaba lejos, y se antojaba corto para las aspiraciones de un país que veía un elenco de jugadores de primer nivel mundial defendiendo la roja, pero cuyo resultado distaba mucho de las previsiones. ¿Sería mejor la actuación en los siguientes mundiales? La generación de oro del fútbol español iba a demostrar que sí.
Tocaba empezar otra vez. Se
sustituyó a Clemente por Camacho, se renovó al combinado y se volvían a poner
altas las miras para el Mundial de Corea del Sur en el año 2002. El equipo
llegaba bien, y el grupo en el que quedó encuadrada tampoco parecía realmente
complicado, con Paraguay de nuevo, Eslovenia y Sudáfrica. Tras 52 años, España
conseguía ganar en su debut mundialista ante Eslovenia, por 3-1, luego cayó
Paraguay por idéntico resultado, y finalmente ante Sudáfrica se completaba el
pleno con victoria ante el país africano por 3-2. El juego convencía y el rival
en octavos parecía buena piedra de toque, Irlanda. El encuentro empezó bien
para España que se adelantó rápido, pero cuando se pitó un penalti en contra
del combinado español las dudas volvieron a surgir. O eso se pensaba, ya que
Iker Casillas demostró su status de primer nivel mundial y paró el penalti,
cosa que no pudo hacer en el último minuto cuando se pitó otro a favor de
Irlanda, que esta vez no fallaba. La prórroga pasó sin más oportunidad, y se
llegó a los penaltis, donde de nuevo Casillas se hizo grande en la portería y
metía a la roja en los cuartos, los famosos cuartos. Nos íbamos a jugar los
cuartos con los anfitriones, Corea del Sur. Parecía favorita España, y así se
demostró en el campo, que no en el marcador. Dos goles mal anulados a España,
la frustación ante el árbitro y linieres, la falta de Raúl en la delantera, y
de nuevo la eterna barrera de los cuartos de final. España cayó sin saber cómo,
en los penaltis, y con una labor arbitral que derramó muchas lágrimas, habían
roto otro sueño más. Otra vez cuartos, por una cosa o por la otra, siempre en
cuartos. La crispación con la forma en que se había caído era enorme.
El Mundial de Corea del Sur
parecía ser la verdadera oportunidad de esta selección, pero de nuevo no pudo
ser, la historia era muy cruel con la roja, no se había perdido ningún partido
en ese Mundial y aún así se cayó eliminado. En Alemania 06, España volvía ser
de las grandes aspirantes. Casillas un seguro atrás, el medio empezaba a
demostrar lo que finalmente nos ha llevado a lo más alto y se presentaban
grandes jóvenes. Encuadrado con Ucrania, Túnez y Arabia Saudí, la primera fase
de España fue perfecta en puntos, con pleno (4-0 a Ucrania, 3-1 a Túnez y 1-0 a
Arabia Saudí), pero en el horizonte se presentaba Francia, con Zidane, Henry o
Ribery. El partido empezó bien para los españoles con gol de Villa de penalti,
que contrarrestó Ribery antes del descanso. El segundo tiempo todo parecía
encaminado a la prórroga, hasta que Patrick Vieira desniveló el marcador,
sentenciado por Zidane en la fase final del encuentro.
Esta vez no se llegó a cuartos,
sino a octavos, y con la sensación de que Francia, que había sufrido mucho para
clasificarse, supo jugar mejor sus bazas, que le llevaron a la final del
Mundial.
Otros cuatro años tenían que
transcurrir para tener una nueva oportunidad, pero esta vez iba a ser
diferente. Primer Mundial en continente africano, España llegaba como gran
favorita tras conquistar la Eurocopa de 2008, y su juego ya estaba implantado como
gran referente. Con Vicente del Bosque como seleccionador nacional, España
quedó encuadrada en el grupo H junto a Honduras, Suiza y Chile. El debut era
con Suiza, y no hizo más que devolver a la sombra las esperanzas de la roja. Se
dominó el partido, se tuvo ocasiones, pero de nuevo la esquiva suerte firmaba
la derrota ante el combinado suizo por 0-1 en una jugada rocambolesca. No
quedaba margen de error. Contra Honduras costó abrir la lata, pero con Villa
como referente se consiguió un 2-0. El último partido fue ante Chile, selección
que puso muchas complicaciones en el inicio a la selección, pero de nuevo Villa
fue ese puntal que tanto necesitaba la roja. 2-1 al conjunto chileno y
clasificados para octavos, ante la Portugal de Cristiano Ronaldo. El encuentro
fue muy disputado, pocas ocasiones claras, y de nuevo Villa salvador. 1-0 al
combinado vecino y se llegaba a la fase maldita, ya no tanto tras los penaltis
ante Italia en cuartos de final de la Eurocopa del 2008.
La Paraguay del "Tata"
Martino era el rival en cuartos. Partido más que complicado, donde los penaltis
tuvieron parte protragonista. Primera a favor de Paraguay, en un claro penalti
a Cardozo, al que Casillas se lo paró volviendo a erigirse en santo, y luego a
favor de España en un penalti a Villa, que primer convirtió Xabi Alonso, pero
que tuvo que repetirse, para luego fallar la repetición. Dos penaltis, cero
goles. Pero quién si no, Villa volvía a ser actor protagonista. Balón de Cesc
al palo, rechace para Villa y dando en el poste, conseguía el 1-0 en el minuto
81 que fue definitivo. La barrera de cuartos parecía menos tras dos
clasificaciones consecutivas. Llegaban las semifinales, por un lado
Uruguay-Holanda, por el otro España-Alemania. Se repetía la final de la
Eurocopa, y se repitió resultado. El partido se puede resumir como uno de los
mejores de la selección española, que tuvo siempre el control ante Alemania, y
finalmente, de la forma más inesperada, en un corner, entre los portentos
físicos alemanes, Carles Puyol se elevó de forma magistral para dar el pase a
la final al combinado español. Por primera vez en su historia, España estaba
donde siempre había estado en las quinielas.
En el estadio Soccer City, España
se enfrentaba a Holanda por conocer al nuevo campeón del Mundo. España de azul,
como visitante, tuvo las primeras oportunidades, hasta la famosa imagen de la
patada en el pecho de Nigel de Jong a Xabi Alonso, que el árbitro Howard Webb
consideró que sólo era amarilla. España amasaba el balón, pero las grandes
oportunidades fueron de Holanda, como los dos uno contra uno de Robben ante
Casillas, con protagonismo para el capitán de la roja. El partido iba encaminado
a la prórroga, y allí acabó. Íbamos a tener 120 minutos de emoción, hasta que
Iniesta voleó un balón de Cesc en el minuto 116 que hizo estallar tantos años
de espera ante dicha oportunidad.
Con un precioso detalle para su amigo Dani
Jarque, jugador y capitán del Espanyol trágicamente fallecido, Iniesta escribía
su nombre y el de España con letras de oro en la historia mundial. Por fin, España
era Campeona del Mundo.
Por fín España había conseguido lo que tanto ansiaba, ese cetro mundial al que casi siempre estaba en los quinielas, pero que nunca se llegaba. La barrera de cuartos ya no existía, las dudas desaparecian y todo mutaba en un gran fútbol, victorias y títulos. Ya se dice, esto no es como empieza, sino como acaba.
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